La cocina constituye una pieza clave en la cultura de los pueblos celtas. La caza -especialmente del jabalí- y la ganadería fueron los puntos de partida esenciales de su gastronomía, derivando lógicamente en un elevado consumo de productos lácteos que se mantiene hoy en día.
A pesar de que los asentamientos de población solían situarse cerca de la costa los celtas le temían al mar y, por consiguiente, no apreciaban especialmente el pescado, aunque cocinaban especies de agua dulce como el salmón.
Por desconocer el proceso de fabricación de la sidra -hasta que los normandos la importaron en el siglo XIII- strong]bebían cerveza, vino del Mediterráneo o aguamiel. Destacaron estos pueblos como panaderos, empleando como materia prima el trigo galo.
Entre sus técnicas culinarias predilectas figuraba la cocción de alimentos, que combinaban en un pote, a pesar de que se produjeron en estas costumbres innumerables mutaciones hasta nuestros días.
Si deseas emularlos, en esta sección puedes consultar algunas recetas. Para mayor fidelidad histórica no olvides compartirlas con amigos alrededor de una buena mesa, acompañarlas con pan y dejar a un lado los cubiertos…